Pablo y Adrián

Pablo y Adrián

miércoles, 9 de abril de 2014

Capítulo 13



Enrique está paralizado por la sorpresa y emoción. Javier empieza a desabrocharse los pantalones.
--¿te apetece? Llevo condones si es lo que te preocupa.
Javier se muestra brusco pero Enrique no se resiste. Todo es muy rápido. Se encierra en el wáter. Javier se baja los jeans y los calzoncillos hasta las rodillas. Enrique, arrodillado ante él, agarra el pene de Javier que ya está bastante grande. Javier lo que quiere es desahogarse y Enrique está muy cachondo. Traga entera esa verga ya gorda y no tarda en endurecerse mucho.
--¡tranquilo… que me la vas a arrancar¡
Enrique está demasiado hambriento, Javier acaba sacándosela de la boca. Enrique lo mira suplicante. Javier lo que quiere es explotar. Se cubre el pene mientras Enrique se baja la ropa. Javier empuja a Enrique contra el wáter y lo penetra. Es muy brusco. Agresivo. Javier descarga su rabia contra Enrique que se retuerce de placer. Se muerde el brazo para no gritar. Javier explota y desaparece como si hubiera sido una alucinación. Enrique se queda conmocionado. Si no fuera por el preservativo con la leche de Javier pensaría que ha sido producto de su imaginación. Se sube los calzoncillos y los pantalones con una sonrisa. Se lleva el condón para recordar siempre ese momento único. No ha visto a Julio pero ha vivido un momento increíble con Javier y se va bien contento.








Bernardo está en su domicilio se da una buena ducha.
--¡cari, una toalla¡
A ella le frustra ver a su marido desnudo y saber que no pasará nada entre ellos. No le perdona que no le dijera que es gay y a su lado se ha ido apagando pero por comodidad no lo ha dejado. Bernardo no quiere que nadie sepa que es gay y piensa en Javier. Debería denunciarlo pero le gusta demasiado como para que lo expulsen.

Esa misma tarde, Emilio pasa por el bar. Pasa sólo un momento. Quiere ver a Joaquín pero no quiere caer en la tentación de volver a entrar pero no puede renunciar a él porque le gusta mucho. Joaquín lleva unos pantalones azul marino y marca un buen culo. Emilio se va cachondísimo.



A la mañana siguiente, a la salida de la universidad, Javier va a subir a su moto. Alguien se le acerca.
--hola…
Es un antiguo empleado muy guapo y divertirse es lo que más quiere. Se le acerca seductor.
--que sorpresa --Javi.
El otro le guiña el ojo:
--¿me recuerdas?
Los dos se miran seductores.
--si claro --Javi.
--me alegro, es que vino mi hermanastro a pasar unos días… ¿te vienes con nosotros?
Los dos se miran con cara de depravados. A los pocos minutos, Javier comparte cama con su amigo y el hermano. Javier se le está chupando a su viejo amigo mientras que el hermano lo está penetrando a Javier. Luego los hermanos se cambian de posición. Los tres la pasan bárbaro.






1 año después…
Julio ya es millonario. Él y Teresa salen de la consulta del abogado. Van a tomar un café.
--Que bueno lo que dijo tu abogado que nuestro divorcio tardará pocas semanas en salir. ¡Ya seremos libres¡
Él está muy contento, feliz y no lo disimula.. A Teresa le cuesta mantener la sonrisa.
--así que este es el final de nuestra historia.
--sí, una loca aventura que nunca olvidaré. No tengo como agradecerte todo lo que has hecho por mí –dice él con afecto.
Teresa le acaricia la mano:
--Sabes que he sido muy feliz a tu lado. Eres lo mejor que me ha pasado.
A Julio le molesta sentir el amor de la mujer pero no se atreve a soltarle la mano. Ella sigue hablando:
--he pensando que podríamos ir a pasar un fin de semana fuera a despedirnos.        

Teresa se muestra ilusionada. Sabía que ese día iba a llegar pero se aferra al que todavía es su marido tratando de alargar al máximo el tenerlo. Julio aparta su mano de la de Teresa.
--es mejor que no.
A Julio le duele que la mirada de ella, siempre tan alegre, ahora esté apagada. Pone excusas para no sentirse tan mal.
--Es que a la gente le parecería raro. No sé si podemos tener problemas igual si la gente se da cuenta que nuestro matrimonio fue por la herencia.
--si, tal vez tengas razón –dice ella resignada.
Teresa está triste y no lo puede disimular. Julio le acaricia la mejilla. Le habla con dulzura:
--No me gusta que estés triste. Sabías que este día iba a llegar.
Teresa se traga su dolor. No quiere hacer sentir mal al hombre con el que ha compartido el mejor año de su vida.
--si, sí. Claro. No pasa nada. Es normal lo que me pasa. Hemos pasado mucho tiempo juntos. Te echaré de menos.
Él se levanta y va hacia ella. Ella se levanta pero no se mueve. Julio la abraza con mucho cariño.
--gracias por todo.
--si, tranquilo.
Teresa llora por dentro. Él la siente sufrir y le duele.
--nunca quise hacerte daño.
Teresa se traga sus lágrimas y ríe aunque no tiene ganas. Julio se da cuenta que no quiere hacerle sentir mal y es algo que le conmueve mucho.
--No, no me has hecho daño. Al contrario tú me has hecho muy feliz. No me hagas caso. Además que nos seguiremos viendo–dice ella para convencer tanto a Julio como a ella misma que todo está bien.
--si, claro.
Teresa se saca el colgante que lleva en el cuello y lo deja en la palma de la mano de él.
--me lo regaló mi abuela.. Es mi amuleto. Le juré que no me apartaría de él.
Julio hace intención de no aceptarlo pero ella el cierra el puño con el amuleto dentro.
--es muy especial para mí y quiero que lo tengas tú para que te acuerdes de mí.
Julio lo acepta conmovido. Le da un breve beso en los labios para agradecerle. Ella lo saborea pero no lo aprieta. Él se muestra preocupado por ella.
--¿estarás bien?
--si, seguro –dice firme aunque está rota por dentro.
Julio se queda tranquilo y se va con una sonrisa. Teresa se derrumba. Llora amargamente.

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