Pablo y Adrián

Pablo y Adrián

miércoles, 9 de abril de 2014

capitulo 15










Emilio ha estado muchos meses sin ver a Joaquín, hasta que de nuevo lo vuelven a contratar en el mismo bar. Emilio no quiere repetir los errores del año anterior y aún no ha ido. Se distrae en la biblioteca, se conecta a internet.  Se refugia en su diario que es su único amigo. A veces escribe desde la misma biblioteca

 



El diario de Emilio : 13-mayo
¡Tengo a Joaquín al lado¡ ¡¡No me lo puedo creer¡ Era algo que meses atrás deseaba pero ya no pensaba en eso. Si me lo explican tiempo atrás no me lo creo. De hecho él tampoco se lo debe estar creyendo, debe estar pensando ¿¿¡porque he tenido tan mala suerte?¡ Eran las 16,00. Las puertas de la calle a la biblioteca están abiertas pero no las de dentro. Él está en el vestíbulo. Serio, guapísimo. Camisa verde oscuro, pantalones marrones. Anchos. No se le hace culo. Me mira de reojo con cara de estar pensando ¡mierda¡ Él está de lado, de espalda a mi. Me mira por si lo miro. Se ve nervioso, con prisa seguro de perderme de vista. Es el primero en pasar al interior, el único que estaba pendiente de alguna señal indicando que se podía pasar. Yo justo detrás de él. Tenemos que pasar una tarjeta para que nos dé un ordenador pero él se pasa de largo la máquina. Se nota que la está buscando. Yo lo miro pensando en si debería decirle algo. Se nota que es la primera vez que va a internet desde que el centro multimedia se ha integrado a la biblioteca. Entonces él me ve pasando la tarjeta y la pasa justo detrás de mí. Suerte que ha estado así porque es capaz de creer que lo he hecho aposta: ¡¡le toca a mi lado¡ No me lo puedo creer y él tampoco porque pasa la tarjeta de nuevo. No sé si para asegurarse o por si le da otro. Además entrega un libro, esto que venga y yo no lo vea no me gusta nada pero bueno, lo que más gracia me hacía es ver si iba al lavabo para seguirle ¡poder verle la verga¡ ¡¡eso sí sería un sueño¡ pero tal y como están las cosas no me atrevería. ¡Es capaz de hacerme cualquier cosa y nada bueno¡ él me odia tanto que me da miedo mirarlo y soy discreto. Me encantaría verle la verguita pero vaya no creo que fuera tan valiente de seguirlo. Qué bonito encontrarlo justo como cuando lo conocí pero han cambiado tanto las cosas desde entonces. ¡Es tan guapo¡ Cejas finitas, entrecejo perfectamente depilado. Patillas pequeñitas . Mira la pantalla, serio. Apoyando la cabeza con la mano izquierda. Me gusta tenerlo al lado pero ¡qué nervios¡ Lo miro de reojo para no desaprovechar la oportunidad. Ahora se cambia de mano. Se apoya con la derecha. Va cambiando de mano. Es de agradecer que no se haya cambiado de ordenador. Se rasca la nariz. Se pone la mano en la barbilla. Se tapa la boca con la mano. Se rasca. Me mira de reojo, mira el móvil. Se rasca la espalda. Se le ve un buen bulto en los genitales. Muy guapo, elegante. Se cruje los dedos, le suena mucho. Mi abuela de pequeño me decía que sonaba uno por cada novia que se tenía ¡¡Este tiene unas cuantas y no me extraña¡ Los botones de la camisa por la manga los lleva sin abrochar. Debe ser moda. Mira la pantalla desde cerca. La mira con ojos penetrantes, como de no ver bien. Se toca los ojos como si estuviera forzando la vista y le dolieran. Se toca la frente. Se rasca la oreja.
Es y está muy guapo. Impecable, con la camisa metida por dentro. Se vuelve a crujir los dedos y le crujen muchos. ¡¡Este se debe tirar a toda la ciudad, ¡que suertudas, je,je¡ Es muy guapo y se ve elegante. Camisa verde militar, pantalones marrones claros no enganchados al cuerpo. Calcetines blancos. Se está tocando el pecho. Yo lo miro de reojo pero él me mira directamente. Se le ve un poco el pecho (poco pero no se le ve nada de pelo) A lo mejor se depila o es demasiado tierno y no tiene. Se le ve bigotito como de adolescente. No debe estar afeitado y le crece poco. Es muy jovencito, como mucho debe tener 21 añitos. Son los 18,21 y seguimos juntos. Debe tener el móvil en vibrador, lo ha tomado y corriendo a hablar fuera. Está haciendo un balance y lleva mochila pero no tiene pinta de estudiante. ¡¡Qué guapo caminando¡ ¡¡Es que está tan bueno¡ Va muy chulillo, con la mano en el bolsillo. Se ve tan sexy. Miro su nombre en la tarjeta que ha dejado encima de la mesa. Ya lo tengo fichao del todo. Ha tardado seis minutos hablando por el móvil. Lleva un usb. Busca como ponerlo en la columna. No sabía que se ponía ahí, hay un cable desde la pantalla para ponerlo.
18,42, nunca había pensando que podría pasar tanto rato con él. Es de agradecer que no se haya cambiado.
¿lleva fijador? Se ve pelo despeinado pero fijo. Mira el ordenador con una mano en el bolsillo ¡qué sexy¡ Ahora que pienso, no debe trabajar tanto porque a esta hora ayer lo vi en el bar. No creo que en la bolsa que lleva quepa la ropa para cambiarse. Este tío me gusta mucho. No me podré controlar y en algún momento iré.
¡hey se le ha puesto erecta¡ je, je La cremallera lleva una llave para subirla y bajarla y la tiene como si fuera la verga erecta ¡qué cachondo me pone¡
Se hurga la nariz (19,14)
Me pone muy cachondo ese bultazo de los cojones y la cremallera erecta. Y también pensar que lleva más de 3 horas sin mear. Aguanta mucho yo me lo estoy haciendo pero espero a que él se haya ido. No me quiero alejar de él. Me gustaría que él fuera al lavabo pero no lo seguiría. Nunca sigo a los que tengo a mi lado porque es demasiado descarado y menos a él. Está muy serio, es que no sonríe ni por casualidad¡ Tiene las dos piernas muy juntas y me encanta el bulto de sus gordos huevazos. Y se vuelve a crujir los dedos (ya le quedan pocas chicas para tirarse, je, je) le han crujido poco. Entonces se los vuelve a crujir y si le crujen casi todos. Suena muy fuerte. Mueve el cuello hacia atrás y se va a las 19,30. Me gusta esta cremallera que apunta recta. ¡Se va sin mear¡ ¡¡que aguante tiene el tío¡”




Diario de Emilio 31 de mayo:

“Como me gusta Joaquín pero este tío es tan guapo como borde. Ayer estuve en el bar. Al pobre seguro que le amargué el día y a mi me dolió su desprecio. Se merece que no vuelva pero eso sería una alegría para él. Hacía calor y me apetecía mucho algo frío. Se me ha estropeado la nevera así que era la ocasión para que fuera el primer día del año que tomo una cerveza en el bar. Obvio lo más importante es que estuviera él, necesitaba estar cerca suyo. Me siento solo y triste, estar con el chico más guapo del mundo es lo  único que me podría salvar. Joaquín estaba solo en la barra. No podía encontrar una ocasión mejor.  Era el momento. Joder, hace como un año que no estamos en esta situación, podía haber sido educado almenos. No me ha dicho nada, sólo me ha mirado. Yo le he pedido una cerveza mediana. Como también me sabía mal imponerle mi presencia le he ahorrado el mal trago de tener que volver a verme. Le he dado un billete de cinco euros. Me ha devuelto el cambio, me ha dicho:
--vale.
Y se ha ido. Ha hecho como si trabajara pero yo creo que era una excusa para desaparecer sin que la jefa le pueda decir algo. Es una pena que me odie pero yo no lo puede evitar, me encanta. No me he atrevido a mirarlo mucho. La camiseta era muy abierta y se le veía mucho el cuello. Muy sexy. Creo que la camiseta es del bar. Los jeans son  los del otro día. No se le ve culo. Me gusta verlo caminar. Encima que pago para verlo unos segundos… no sé qué daño le hago con esto pero lo siento. No es para ir muy seguido pero para ir siempre que quiera, para que no me olvide. No veo porque tengo que renunciar a verlo. Joaquín es un vicio al que no quiero renunciar.


 Diario de Emilio 4 de junio:

Ayer fui por la tarde, a las 20,30. No voy nunca a esa hora porque hay mucha gente y sé que no me atenderá. Él es un cabrón pero me gusta y me apetece tomar una cerveza. Yo he pasado por entre las mesas vacías de la terraza porque me venía de camino y así pasaba por su lado. Él estaba de pie, parado con una chica. Lleva un jersey azul cielo que le queda espectacular. Me ha mirado como si yo estuviera tonto, con cara de decir: ¿Dónde va este? Me ha mirado fijamente, yo lo he saludado y él claro no me ha dicho nada. Me he quedado en la barra esperando. Ha pasado detrás de mí, no lo he mirado mucho pero me ha gustado mucho estar cerca suyo ¡Es guapísimo¡ ha pasado de atenderme. Lo he visto hablando con una gorda. Yo ya llevaba un rato esperando y no era el momento de hablar. Uno de los dos me debería haber atendido ya que no tenían nada que hacer. Él se ha escondido mientras la gorda me atendía. Seguro que le ha hablado de mi porque sino no veo por qué ha de atenderme muerta de la risa. Joaquín ha vuelto a pasar detrás de mí y justo cuando yo pagaba ha vuelto a pasar para estar en el almacén cuando yo me vaya. Para lo mal que me atiende prefiero verlo así, sentirlo detrás de mi. Es un imbécil pero me gusta mucho y no veo por qué no darme el capricho. No veo porque frustrarme si esos encuentros con él es lo que más feliz me hace. Pienso seguir yendo.

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