Pablo y Adrián

Pablo y Adrián

miércoles, 9 de abril de 2014

Capitulo 4



 





El hombre del testamento ha enloquecido a la fea con su culo, con sus canas. La mira sorprendido.


--¿me estás diciendo que te casarías con cualquiera sólo por sexo?


Ella es una mujer reprimida, loca por vivir una verdadera pasión y no piensa desaprovechar esa oportunidad.


--con cualquiera no pero sí contigo.


Él se ríe.


--¡estás loca¡


No le hace caso y quiere irse pero ella, enloquece de nuevo con ese culo que le encanta. Se le pone delante para que no se vaya.


--¿tienes una propuesta mejor?


El hombre la mira con desprecio.


--¿tan desesperada estás?


Y sí está tan desesperada de amor que no piensa perder la oportunidad de pasar un año con ese hombre.


--¿y porqué no puedes pensar que me gustas en serio?


El hombre se lleva las manos a la cabeza. Resopla.


--bueno pues. Me siento alagado supongo pero si es por dinero ya te digo que no. Tardaré un año en cobrar mi herencia y no tengo ni trabajo. No sé cómo voy a vivir este año. Además en el testamento prohíbe que mi esposa, en caso de divorcio, se quede con nada de dinero. Mi viejo lo dejó todo muy atado.


--¡perfecto¡ ¡¡mi familia tiene bastante dinero¡ ¡¡la casa es muy grande¡ ¡no vamos a tener problemas de dinero¡


--¿me estás comprado? –ofendido—tú estarás acostumbrada a pagar para que se acuesten contigo pero yo no hago eso.


La fea agacha la mirada. El hombre ha dado en el clavo y a él le sabe mal haberla lastimado.


--lo siento. No te quería ofender. Será mejor que me vaya.


Ese hombre le ha despertado algo más que un rato de sexo a cambio de dinero que es lo único que ha tenido hasta ahora. Es la posibilidad de vivir un sueño y no piensa renunciar a él.


--No te quiero comprar. Sólo te pido que me hagas vivir un sueño y a cambio te quedas con tu herencia. Yo no quiero nada de tu dinero, quiero vivir algo bonito contigo un año.


El hombre empieza a caminar, ella le sigue. Él se ve serio, molesto.


--lo siento. Seguro que tendrás muchas candidatas más bonitas que te ofrezcan lo mismo que yo.


El hombre se para. La mira. La toma de la mano y ella casi se muere.


--Mi ex me dejó después de meses de meterme los cuernos. Estoy solo.


--¡qué loca¡ ¡¡es una tonta. No sabe lo que se pierde¡¡yo nunca dejaría a un hombre como tú¡


Él sonríe y ella está loca por él. Él no sabe si reír o llorar.


--bueno, pues gracias.


Ella saca su tarjeta del bolso.


--es mi número, por si a caso.


Él sonríe.


--Nunca te cansas ¿eh?


Esa sonrisa la mata.


--No cuando algo merece la pena.


Él se guarda esa tarjeta y desaparece.  La fea se queda saltando de una pata. Está segura que no lo volverá a ver pero le parece un sueño haber estado tan cerca de un hombre tan guapo.


 



Javier y Joaquín hablan juntos en la puerta de un bar.


--¿y cuando sales?


--a las ocho y media –Joaquín.


--ya le vale a tu vieja. Se aprovecha que está sola para abusar de ti. No tendrías porque trabajar.


--claro como tú eres rico pero yo tengo suerte de mi beca y en casa necesitamos el dinero.  Si no tendríamos que vender la casa de mi padre y es lo único que me queda de él. Es vieja pero es grande y cómoda.


--Yo te podría dar dinero. No tienes que trabajar. Yo te pueda dar todo el dinero que quieras.


--¡ni que fuéramos novios¡


Y Joaquín siente un salto en el corazón. Nada le gustaría más que ser su novio pero aún ni así aceptaría su dinero.


--Sabes que eres como un hermano.


Javier usa la palabra hermano con ligereza porque no sólo se han acostado juntos sino que, si es por Javier, lo seguirían haciendo.


--tengo que entrar.


 


Emilio está totalmente hechizado por Joaquín desde la primera vez que lo vio. Se ha convertido en cliente fijo del bar donde trabaja. Javier se da cuenta que no le quita los ojos a su amigo.


--¿y esa vieja marica qué quiere?


Joaquín mira con odio a Javier.


--Me tiene harto. Viene todos los días.


--Le pones cachondo.


Joaquín lo mira resignado. Va a entrar pero Javier le agarra del brazo.


--¡no tienes porque aguantar esto¡ ¡déjalo¡


Joaquín se aparta de él.


--No puedo.


Joaquín entra. Javier pasa por el lado de Emilio. Le escupe a los pies. Emilio se asusta pero le gusta demasiado Joaquín como para renunciar a él.


 


Emilio no tiene familia. No tiene amigos. Joaquín es su única alegría y escribe en su diario los momentos que comparte con él mientras se toma una cerveza en ese bar.



 ******* 
Diario  de Emilio(25 de marzo)i


Este tío es increíble. No sé qué daño le habré hecho. Debería estar contento que alguien pague sólo para contemplarlo como la más bella escultura, mucho mejor que cualquier Adonis, cualquier escultura griega. Me gusta mucho este chico pero estoy decepcionado. De hecho hoy no quería ir pero hacía calor y me apetecía una cerveza. Además estaba en la terraza y tampoco me habría podido resistir ¡¡es que es guapísimo¡ ¡Es un chico impresionante, es tan guapo que no parece de verdad¡ No entiendo qué hace alguien como él en un bar, debería estar en concursos de belleza, en la tele pero no en un bar. Debe estar en un lugar en dónde todos podamos contemplar esa belleza que pocas veces (para no decir que es única) se da. Él ha entrado, ha ido al almacén y entonces yo he dado vueltas hasta que él ha salido. Se ha puesto en la barra pero por la parte de fuera. Está haciendo algo con las servilletas.  Yo he entrado y me he puesto a su lado. En la barra está la chica de siempre. Me ha mirado riendo, lo ha mirado a él riendo con complicidad, como si supiera que yo he estado dando vueltas hasta que él ha salido. Yo casi no me he atrevido ni a mirarlo. Lo he mirado y saludado al ponerme a su lado. Él no me ha mirado, ha separado un poco los labios y ha dejado los que estaba comenzando a hacer. Me ha parecido demasiado descarado. Ha vuelto a entrar al almacén ¡pues para qué ha salido¡ La chica me estaba mirando riendo y yo tampoco me he atrevido a mirarlo mucho. En fin que este chico se me ha metido bien dentro pero él está haciendo lo imposible para hacer desaparecer cualquier sentimiento de mi parte hacia él. ¡con lo feliz que me hacían esos encuentros con él¡ ¡qué le vamos a hacer¡ ¡seguro que si fuera chica y guapa estaría encantado que lo mirara¡ ¡¡que hasta me echaría el polvo de mi vida¡



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